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Eché mi esperanza al mar: y aún fue en el mar, mi esperanza verde-mar... Eché mi canción al mar: y aún fue en el mar, mi canción
Como el ratón en la trampa, acabo de caer, sin comprenderlo todavía, en esta extraña trabazón de alambres, en esta imprevista jaula de dolor físico. Hubo un tiempo en que me tenía por u...
Si pudiera escogerlas libremente entre las más brillantes o las más obscuras; si te fuera dado entresacarlas con mano trémula, como hace ante las piedras preciosas el orfebre encargado ...
Señor que lo quisiste: ¿Para qué habré nacido? ¿Quién me necesitaba, quién me había pedido? ¿Que misión me confiaste?
En el valle profundo de mis triste… inconmovible y silencioso como una… Eres de la raza del sol: moreno, a… a resinas silvestres. Eres de la raza del sol, y a sol m…
Dulzura de sentirse cada vez más l… Más lejano y más vago... Sin sabe… las cosas se van yendo o es uno el… Dulzura del olvido como un rocío l… cayendo en la tiniebla... Dulzura…
Cuando revuelvo el brazo no estrecho, rompo el lazo. Ya sólo un camino breve busco: El que de ti me lleve. ¡Con qué agua te apagaré!...
¿En la vara de Moisés, el de la cabeza flamígera, o en aquella humilde, reseca piedra del desierto? ¿O estaba, desde antes, en la enfebrecida sed, capaz de fecundar arroyos en cada pied...
Salí de ti hacia la madrugada. Se… Salí de ti. El cielo era tan gran…
¡Cómo se ha llenado de ti la soled… La soledad me huele a ti como si e… ¡Cómo está llena de ti la soledad,…
No fue nunca. Lo pensaste quizás porque la luna roja bañó el cielo… o por la mariposa clavada en el muestrario de crista…
¡Ay qué nadar de alma es este mar! ¡Qué bracear de náufrago y qué hun… y hacerse a flote y otra vez hundi… ¡Ay qué mar sin riberas ni horizon… ni barco que esperar! Y qué agarra…
Agua escondida Tú eres el agua oscura que mana por dentro de la roca. Tú eres el agua oscura y entrañabl… que va corriendo bajo la tierra,
Habíamos caminado mucho; pero ahora ya era todo tan firme, tan exacto, que una profunda sensación de desconsuelo nos invadió serenamente, empezó a circular despacio, como aceite vertido...
Eras frágil como la caña ya cascada; débil como la mecha que aún humea. Por encima de los días, meses, años –y un solo gris infinito– que han pasado sobre tu recuerdo, no me queda de ti...