POESÍA JAPONESA
Noto mi piel húmeda me miro al espejo y por primera vez siento que me amo. Me quiero como
Mirando al cielo la hermosa mujer ruega: Haz que mis versos sanen heridas de odio, den cosechas de amor
Que me gusta tener un sueño pero de hadas de tierra y agua ay, a esa ave saco la lengua cansado me poso en un leño Aquel gnomo me tiene en ascua,
Danza elegante la pasión en su sangre. El alma vuela. Las aguas turbias empañan nuestras vidas.
En su nuca de terciopelo dejo pequ… que van bajando a su clavícula dej… y vaya que le quedaba bien. Su cuerpo pesado, caliente, perfec… posado encima del mío
Bajo el aguacero voy andando con unos tacones rojos, así, como si fuera agua que corre por la acera.
Tú, eres perfecta como el mejor diamante de Sotheby’… de piel blanca como la luna llena; tus ojos, zafiros delicados simbolizan la verdad más clara,
Cerró los ojos para no ver el mundo para olvidar los “ayeres” que la dejaron rota, cómo muñeca de trapo,
Y sin darme cuenta sentí tu cálido aliento en mi cuello me tienes rendida supe que sería tuya. ¡Que me has hecho
Déjame que bese tus parpados, que sienta el temblor de tus ojos al mirarme, el de tu boca al decirme buenos días.
Eres el sueño hecho carne, la sinfonía de los sentidos, un bello poema en movimiento, eres puro fuego encendido. Tus curvas son suaves colinas,
Déjame llorar por ti hace mucho que te rompiste a mí, me dejaste rota y combatí el mundo se hundió a mis pies, pero como rocas en la mar, yo luch…
A aroma de eucalipto me huele tu cuerpo por la mañana. Enciendes mi alma, como hoguera en llamas.
En noche oscura, entre tierra y el agua, Salta la rana. En el panel se afanan las abejas.
Me dijiste que siempre estarías, ese siempre no llegó al año en que te fuiste sin decir nada, aún miro la ventana y mis ojos revientan de lágrimas.