Aquel día me levanté temprano, apenas había dormido por el inmenso calor. Granada ardía.
Decidí irme a La Alhambra, allí hace fresquito entre las acequias de agua, las fuentes y las albercas con peces de colores.
Árboles y flores hacían que el frescor te llegará al alma. Miré a los turistas, todos cámara en mano, sonreí al verlos con cara de asombro ante tanta belleza.
Peces rojizos
la gente los contempla.
tarde de estío