Parque de Santa Ana,
por tu pasado y por el porvenir.
¡El primer monumento nacional!
La iglesia se yergue mirándote.
Anoche un negro se casó:
iba vestido de guantes blancos
y una sonrisa blanca.
Mi padre fue un trabajador,
un capitán de dragas, un lobo de mar.
¡Salud, capitán!
En los rompeolas hay algo de sus bíceps,
pulseaba las mareas,
era un experto en horizontes.!Salud, capitán!
Me infunde pensamientos profundos
el hombre que llegó en aventurero
para engendrar al hombre que le canta al Canal.
¡Canal! Guión de inmensidades,
norte, sur, este, oeste.
¡Oh grúas, que desentrañan los Andes!
¡Oh esclusas, matrices del progreso!
El mundo es Panamá.
¡Campanas de Santa Ana!
Más dulces que los ángeles,
nos cantaron la primera canción
y acaso acompasen la canción del olvido
con el adiós de las palmeras.
El Parque de Santa Ana es el pueblo,
el verdadero pueblo.
Cordialmente allí somos amigos y enemigos,
nos queremos y odiamos con fraternidad.
La iglesia nos vio a todos pequeños.
¡Cuán inverosímil la infancia!
¡Quién pudiese vivirla otra vez
en ti como entonces, Parque de Santa Ana,
levadura de Panamá!
¡Soy el poeta del barrio de Santa Ana!
Ese es mi orgullo. Aquello es mío.
El carretero ha sido mi compañero,
la sirvienta ha sido mi camarada.
Yo conozco los blancos, los negros, los mestizos,
a cada cual le sé su vida y milagros.
Soy auténtico, soy trascendental.
Soy un pedazo del pueblo.
¿Quién no me conoce en Panamá?
Desde el limpiabotas al Presidente.