Buenas Intenciones
Para la Ingrata Calandria
Quise leer tu complejidad,
pero amargaste mis intentos;
arrancabas las palabras,
de mi mente,
de mi aliento.
Busqué tocar tu vida,
pero pronto fui desierto;
no sabía de estar solo,
hasta verme en tiempo muerto.
Aprendí admirar al sol,
para que nunca se ocultara;
mas derramabas lluvia
y mi vista se empañaba.
Juré adorar tu arte,
curando mi ignorancia;
borrego, marginado,
al corral y luego brasa.
Prometí estar presente,
anhelando ser tu abrigo;
hoy el frío azota fuerte
y mi sol, desvanecido.
No sabré si fui un acierto,
digno de tus colecciones;
en tu estante, relucientes,
van mis buenas intenciones.