Sí, yo te creo; viva mi fortuna y viva el canto de mi humilde boca si abrasada en tu amor mi alma no… para cantar la fe musa ninguna: de las musas el arte importuna

Nada resta de ti... te hundió el a… te tragaron los monstruos de los m… No quedan en los fúnebres lugares ni los huesos siquiera de ti mismo… Fácil de comprender, amante Alber…

Turbóse el azul del cielo. Y las lluvias anegaron las semillas que en el suelo los labradores dejaron. Huéspedas de mi patria en el veran…

Levanta lira caída; ven, que el dolor te convida con mil tonos acordados tengan también en la vida su fiesta los desdichados.

Aquí tienes al anciano terminando su agonía, y al niño en el mismo día empezando su vivir. Escucha cual suena, hermano,

¡Hijo del mar, espíritu querido!, alto ingenio inmortal de la poesía… escucha desde el mar este gemido que mi amoroso corazón te envía: yo te adoro en el mar, y yo he ven…

¿También, nueva cantora, el arpa juvenil cubres de luto? ¿Tú desconsoladora a la musa, que llora, rindes también tributo

Hechas polvo caen, hermano, las flores del jazminero y ha perecido el postrero pimpollo de aquel rosal, cuyo vástago lozano

¡Salud prole gallarda!, salud hijo… en quienes tiene fijos sus ojos la nación que en vos conf… las madres orgullosas sus frases cariñosas

Presurosas huyeron las horas del verano caluroso: del álamo frondoso las hojas se cayeron: otra estación mi vida

Cuando los recios vientos se embra… cuando mugen los mares irritados, cuando estallan con furia los nubl… cuando las olas borrascosas crecen… cuando los buques míseros perecen

Antes que por la lluvia fecundada arde la tierra al sol de primavera… que apresurando su veloz carrera, muestras la luz de mayo anticipada… queda la yerba mísera abrasada

Yo te vi, triste amapola, de las flores retirada mecer la roja corola entre la espiga dorada.— Leve el cuello y hechicero

Si alcanzaran los ojos a descubrir la inmensa pesadumbre de los luceros rojos, en la celeste cumbre te hallaran con la santa muchedumb…