Mas ya que despedirse es necesario
y puesto que éste es el deber de ahora,
el alma, ¿por qué llora?:
¿no ve que despedirse es necesario?
Y eso de estar viviendo en puro engaño
no abraza bien con tanta fuerza de alma...
¡Breve es la vida! Llegará la calma.
¡Deje que pase un año y otro año!
Y ya que despedirse es necesario:
¡adiós rostro de amor, mansión de gracia,
que sin quererlo ha sido mi desgracia!
¡Y a mí mismo el adiós! pues, solitario
me alejo en lo que fui... ¡Tanto que era!...
y es más, rayo de luna en la pradera.