Por la ventana entreabierta,
el viento suena
como cuerdas frotadas
por timidas alas.
Forma un canon con el roce
de mi piel entre las sábanas
y los susurros evasivos
de los sueños quebrados.
Entra la mañana y se derrama
aquí en el poema,
mi cuerpo oye
y escribiendo
me escucho.