Militantes de la duda y el éxtasis,
desertores de la certeza,
errantes en la hipérbole máxima,
vagabundeando por el rescoldo
del deseo simple.
Nuestra praxis es
la contemplación,
no domesticamos,
ni medimos,
ni cuantificamos,
todas nuestras cartas
echadas al viento.
Abandonamos suavemente
los oxidados cuchillos de la razón.
Vení a caminar y emborracharte
del extrañamiento de la vida,
parcharemos nuestra memoria
con retazos de esta noche
y ya cansados en el pasto,
mirando las estrellas,
caeremos hacia el cielo,
a la profunda intimidad
del universo.