Llévame de aquí, vida mía;
llévame de aquí por piedad.
Llévame que tengo más honda l’herida,
la que me dejaste al partir, ay ay ay.
Por la mañanita, pañuelo blanco,
pañuelo blanco te hey de lavar.
Por la nochecita, cariño grande,
cariño grande te hey de brindar.
¿Para qué te quise yo tanto?
¿Para qué me juraste amor?
¿Para qué serán las mujeres
amantes del hombre, y nos causan dolor?
No me niegues, no, tu cariño
que en tus ojos tengo la luz.
Yo te doy la miel de mis labios;
tú serás mi dueño, yo seré tu cruz.