Bajo el sol de media tarde, en la plaza de Sevilla, la torera Valentina se enfrentó con sangre altiva. En sus manos, el capote,

Ya no eres esa rosa de Milton o la de de Rimbaud, o la de Sandr… se marchitó su fulgor en la sombra… se deshojó su esplendor en tu voz. No eres la rosa de antiguos poetas…

La ira es un fuego breve, chispa que arrasa con calma y razó… Es en la pausa donde el alma se el… es en el silencio donde nace el pe… Un río no se turba al primer guija…

Todo niño es un artista, un titán de luz y asombro, pinta el cielo con su sombra, canta el mundo a su medida. En su mano el sol palpita,

Soy naufragio en madrugada, un eco sin dueño ni sombra, un errante que se nombra con la voz de la nada. No sé si el alba es alba

En la tibia penumbra de la cocina tus manos y las mías bailan una danza callada. El agua hierve su impaciencia, la cafetera tiembla de aroma

Haz el bien, alma pura, sé sostén, sé ternura. Da consuelo

En la bruma de mi mente, tu recuerdo siempre brilla, como el eco de un río, como luna que suspira. Te busqué por mil caminos,

El pastel volador Tina y Tomás quisieron hornear un gran pastel para merendar. Pusieron harina, pusieron miel, pusieron un kilo de azúcar también…

Brisa de miel, roza mi piel, luces de abril, llamas sutil. Besos de sol,