Me miro en el río callado,
en el brillo húmedo del suelo,
en los ojos que me observan
como un eco sin tiempo.
Eres tú y soy yo,
un mismo rostro disperso,
una sombra que se funde
con la luz de un recuerdo.
Imagen de lo infinito,
silencio que todo abarca,
un reflejo que se pierde
y en su fuga nos alcanza.