En la tibia penumbra de la cocina tus manos y las mías bailan una danza callada. El agua hierve su impaciencia, la cafetera tiembla de aroma

Sean tardos para airarse, que la ira nunca llega sola; trae consigo palabras filosas, heridas que ni el tiempo borra. Sean tardos para airarse,

De niño vi la luna deslizarse, un lienzo puro entre ramas dormida… Mi alma quiso su brillo adueñarse, mas lo efímero dicta sus medidas. Testigo muda de juegos y sueños,

El caracol cantor En un jardín muy soleado, vivía un caracol encantado. Cantaba al sol cada día, con su voz de melodía.

Llamó “chaparrón” al gran vendaval, y “leve tropiezo” a un golpe mortal. Le dijo “retraso”

El sombrero parlanchín Había un sombrero curioso, con plumas de un pavo real, se posó en la cabeza de un niño... ¡y empezó a conversar!

En el cielo una estrella, brilla con gran resplandor, anunciando con su luz que ha nacido el Salvador. Estribillo:

Ay, Luna que alumbra el valle, mi amor ya no me consuela. Si supieras de mis males, nunca más estarías llena. En el río canta el viento,

Soleá por Año Nuevo Año nuevo viene, con pasos de esperanza, que nada lo frene. Trae mil estrellas,

En el café perdido del recuerdo, hallé tu sombra dibujando el vient… Mi pecho, brújula de un sentimient… se ancló en las calles de un amor… Tus risas, hojas caen en este acue…