Se abren las flores nocturnas de quinta avenida
para esos pobres señores que van al hotel.
Flores que rompen en la oscuridad,
flores de guiños de complicidad,
flores silbando suicidios,
flores de aroma fatal.
¿Qué jardinero ha sembrado la quinta avenida
con variedad tan precisa de nocturnidad?
¿Cuál es su especie y cuál su país?
¡Qué fino abono nutrió su raíz,
dándoles tono silvestre?
¿Dónde estará su matriz?
Flores que cruzan las puertas prohibidas,
flores que saben lo que no sabré,
flores que ensartan su sueño de vida en guirnaldas sin fe,
flores de sábanas con ojos,
flores desechables, campanillas del antojo,
flores comiendo sobras del amor.
Brotan, rebotan, explotan por quinta avenida.
Son arrancadas y parten con aire veloz.
Dicen que es duro el oficio de flor
cuando sus pétalos se ajan al sol.
Pálidas flores nocturnas,
flores de la decepción.
Flores, flores...
Ahí vienen las jardineras,
vienen regando flores...