De «Poéticas poco cínicas y muy insuficientes»
Nadie sabe para quién trabaja si su trabajo es escribir.
No importa quiénes sean los comensales al otro lado del libro. La poesía no sabe dar de comer.
Huecos en la casa bolsas de alimento vacías manuscritos llenos.
la ley que aplica para
lamento destruir sus castillos en… pero yo soy el hombre más rápido d… me lo imaginé ya a usted apuntándo… cuando todavía usted ni el disparo… y lamento destruir mis castillos e…
La luz sirve para que no nos asuste la oscuridad que somos.
La noche en altas dosis envenena.
por favor, siéntese usted para pod… y sin riesgo de desmayo porque hoy… el día internacional de los derech… sí, con confianza, ríase usted de… que no saben que los humanos son l…
seguir reglas pero si están
Oigo a los pájaros cantar, dejo de escribir el poema…
Colores blandiendo la espada de la… Convites acuosos desde el fervor i… Visitas empíricas e inusitadas par… Cubrimiento de primer nivel de las… Insectos demorados en la barra del…
—¿Cómo se llama esto? —Mar. —¿Y para qué sirve? —Para irse.
No me consta que soy yo el que dic… Habrá que ver qué dice la historia y qué la literatura. Y qué yo.
—¿Quién es usted? —Eso debería saberlo usted.
Uno de los dragones me chamusca la… el otro, simétrico, sabe quién est… llega hasta sus aposentos y se arr… Un dragón, huraño, me renunció mal… impiedoso en la lucha con los caba…