En cuestiones de amor,
he sido ingenua.
Los raspones de rodillas
sanan, siempre.
Desde el sillón, la escalera
escucha mis pensamientos,
como pasos silenciosos
de un lento y austero caminar
adormilada, bostezo dos veces
con el eterno ánimo de olvidar.
Y el invierno, pasa y cruje
en mis huesos adoloridos
de tanta estupidez acumulada.
María Cayo.