Nejliudov príncipe y todo no puede más con su conciencia con su mala conciencia con la voz de su mala conciencia
Disípase la carraspera infamante del recitador de Hualaca… que con diferidos ademanes desasor… la alegoría según decreto y sumo c… “EL VUELO DEL TIGRE”, nove…
Argucias y monedas de oro de los m… se desvirtúan escandalosamente Viejos y jóvenes malévolos tragado… por la tierra y las pasiones Reino diáfano
La nieve ¿y quién o qué le pone el revólver en la mano al millonar… ¿quién o qué lo incita a desmoronarse sobre la nieve
La luna era absoluta Lubricada entreabierta ingresó por la malicia de la escena Revuelta
Muchachas de la aldea provocadas p… (aman dos a Mariana) sangre, humo, detonaciones en el h… (Mariana se dejaba –¡oh!– se dejab… los chechenes, los caballos y los…
Convocatoria para madres adulterad… y adulterados alemanes ronquidos en morse y dos o tres o cuatro pensionistas inexorablemente sospechosos
El trineo chirrió y el barín arrib… atrás el sueño, las verstas y el s… y las medidas de aguardiente de lo… y otra vez el sueño en menudos cop… “LA BORRASCA”, novela de Leó…
Para los póstumos papeles el señor… diserta de pie sobre el sillón de… entre aplaudido y aplaudido con ve… con carismático pickwicknianismo e… se deja otear oteando con el catal…
Ojo –de vidrio– con el comandante… y con quien ironice o se aventure… Rubiedad a orillas de la noche hipertensión, chantaje en estas lejanías (Indias Occiden…
Subasto aparecidos inyectados de telequinesis fratern… señores interesados también en rododendros y vacas ininfluenciables ramoneand…
El relámpago de la perspicacia en… donde la incitación del instante adorado agradecido cunde con el niño en el páramo aur…
Karenin, el opio, mi amante, mi hi… mis celos, mi opulencia mi abandono. “ANA KARENINA”, novela de Le…
Conmovida por la imponencia descal… a la pequeña lámina me conduje Yo había ya lucido enmarcada Desanduve la sujeción de un endogá…
Grito agudo del corderillo al que… recién parido ser mortal en el lla… mientras su madre lo abandona estr… besándolo por única vez Los parroquiales lo condenan—¡magn…