Dioses, hoy necesito el don.
¡Divina santidad,
mandame el secreto!
Revela las palabras adecuadas,
Concédeme el don de la pregunta.
Que de letras vomitadas soy.
Y de arreglos no comprendo.
¡Libres!
¡Otorgenme!...
¡Se los suplico!
Ese maravilloso don de la palabra,
chispa de iluminación.
Combinación perfecta sin refutación.
Que haga comprender,
Que lo haga caer en razón.
Que firme el desenlace de esta tragedia inconclusa.
Y revele las marcas sobre el papel blanco.