Regino Pedroso y Aldama

Five o' clok tea

Voy con las manos sucias de grasa...
Los hermosos vehículos no se detienen cuando los llamo;
y marcho por las calles, pródigo de saludos,
pero los hombres me ignoran, y pasan;
porque en la fiesta espléndida de la ciudad lujosa
llevo las manos sucias de grasa.
Sólo el paisaje y el crepúsculo me abrazan cordiales
y el viejo pavimento
que recuenta el cansado rosario de mis pasos.
 
Pero las grandes vitrinas de lujo
me cierran sus puertas;
el ascensor de la opulencia no me conduce a las terrazas
donde la vida canta y ríe;
porque en la hora ebria del té fragante de oro,
de enriquecer al mundo,
llevo las manos sucias de grasa.
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