En el peristilo
Mis rimas tenebrosas,
cual brunas mariposas
nacidas de las viejas, las ignoradas fosas,
son lampos imprecisos de nítidas contiendas,
que tienen de lo extinto románticas leyendas
labradas con barrocos reflejos de arrebol.
Contienen de los labios sutiles embriagueces;
columpian en los templos las cántigas y preces
que ascienden vagarosas hasta besar el Sol.
Se prenden de las frondas en las lumíneas randas;
en el ocaso rompen sus multiformes bandas
y en el cenit fulguran con toisones de luz.
Le roban al arroyo sus wagnerianas notas;
satánicas recorren las altas cimas rotas
y buscan un Calvario y mueren en la cruz.
Me cuentan las consejas de oscuras tradiciones;
las luchas sepulcrales de ignívomas pasiones
nacidas junto al solio litúrgico del Mal.
Se nutren de suspiros y de celajes rojos;
comprenden los misterios de los aciagos ojos
y van de lo fantástico rodando hasta lo real.
Se aduermen ateridas en noches otoñales
si rozan con sus alas los pálidos manglares
que pensativos se alzan cabe la mar azul.
En las cascadas giran con vuelos de atavismos;
prenden en los amores sus francos espejismos
de aurora, de poniente, de lágrimas, de tul.
Tienen en mi añoranza un inmutable centro:
se forjan en mis lutos, y nacen del encuentro
de afectos tan sencillos que no sé ni nombrar.
Las sueña la ternura labradas con tristezas
bajo la luz joyante de psíquicas grandezas
caídas en mi frente cual flores del Azar.
Mis rimas tenebrosas,
cual brunas mariposas
nacidas de las viejas, las ignoradas fosas,
contienen de los besos sutiles embriagueces,
columpian en los templos las cántigas y preces
que ascienden vagarosas basta besar el Sol.
Son lampos imprecisos de nítidas contiendas
que tienen de lo extinto románticas leyendas
labradas con barrocos reflejos de arrebol.
(1905)
