Una mirada de reojo a la ventana cerrada,
Que duerme como niños esperando por nacer...
Conté setecientos cuarenta y ocho tic tac del reloj,
Antes
De levantarme de la silla y correr hasta la cama,
Desvelada por mi cuerpo
Inconsciente entre sus sábanas.
Agité las manos con fuerza cuando me encontré
Saltando entre las almohadas y riendo sin razón.
Cualquiera pensaría que soy un loco,
Y sólo soy un año más viejo.
Soñé con serpientes que tenían largos brazos,
Saltaban vallas hechas de libros,
Y celebraban con rondas
En medio del desierto.
Soñé con viento tibio que suspiraba en mis
Manos...
Con copas que se llenaban de miel y jamás se rebalsaban.
Desperté boquiabierto, queriendo derramar
Azúcar y café bajo algún espejo.
Queriendo tener alas en los puños para elevar la tinta hasta
Los cielos.
Confundí los platos con hormigas y el blanco con el rojo.
Me vestí con vendas, arranqué mis uñas
Y salí flotando de la casa,
Esperando encontrarme un ejército de mimos.
Necesito cien palabras que rimen con Fin.