#Andaluces #Españoles #Generación27 #PremioNobel #SigloXX
«Me despierto. París. ¿Es que vivo, es que he muerto? ¿Es que definitivamente he muerto?
«No vine a ti para alabar la niebla que te difumina ni esa escarcha que te hace entrar en una caja cristalina. Ni vine a ver cómo se clava
¡Qué altos los balcones de mi casa! Pero no se ve la mar. ¡Qué bajos! Sube, sube, balcón mío,
Niebla», tú no comprendes: lo cant… el tabaco inocente, tonto, de tu m… los largos resplandores que por el… al saltar, rayo tierno de brizna d… Mira esos perros turbios, huérfano…
Sal tú, bebiendo campos y ciudades… en largo ciervo de agua convertido… hacia el mar de las albas claridad… del martín-pescador mecido nido; que yo saldré a esperarte, amortec…
(Siglo XIX) Llevaba un seno al aire, y en las… –nieve roja– una crespa clavelina. Era honor de la estirpe gongorina y gloria de los mares albertianos.
Siempre andar de bajada o de subid… entrar, salir y entrar… ir al merc… ¿A cómo están los huevos? ¿Y el p… Se va en comer y en descomer la vi… Ir a los templos, ya la fe perdida…
Cáscaras, trapos, tronchos, cascar… latas, alambres, vidrios, bacineta… restos de autos y motocicletas, botes, botas, papeles y cartones. Ratas que se meriendan los ratones…
Rosa de Alberti allá en el rodapi… del mirador del cielo se entreabrí… pulsadora del aire y prima mía, al cuello un lazo blanco de moaré. El barandal del arpa, desde el pie
Verde, lenta, la tortuga. ¡Ya se comió el perejil, la hojita de la lechuga! ¡Al agua, que el baño está rebosando!
Se equivocó la paloma, se equivocaba. Por ir al norte fue al sur, creyó que el trigo era el agua. Creyó que el mar era el cielo
Huele a sangre mezclada con esplie… Venida entre un olor de resplandor… A sangre huelen las quemadas flore… Y a súbito ciprés de sangre el fue… Del aire baja un repentino riego
Buscaba tus colinas por el cielo, alta Altair, mas no las encontraba… tu insomne golondrina, que soñaba, fuego en la noche, abierta a mi de… Oh, qué vertiginoso desconsuelo
—Bien puedes amarme aquí, que la luna yo encendí, tú, por ti, sí, tú, por ti. —Sí, por mí. —Bien puedes besarme aquí,
Un barco al pasar me trajo las ventanas de mi colegio. Era una plaza redonda con dos araucarias en medio. A las seis se abría una puerta