#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #Generación27
¿Qué cantan los poetas andaluces d… ¿Qué miran los poetas andaluces de… ¿Qué sienten los poetas andaluces… Cantan con voz de hombre.. ¿pero dónde los hombres?
Castilla tiene castillos, pero no tiene una mar. pero sí una estepa grande, mi amor, donde guerrear. Mi pueblo tiene castillos,
Ven, mi amor, en la tarde de Anie… y siéntate conmigo a ver el viento… Aunque no estés, mi solo pensamien… es ver contigo el viento que va y… Tú no te vas, porque mi amor te ti…
(Muerte) A un niño, a un solo niño que iba… para ángel indiferente de una esca… Mirad. Conteneos la sangre, los o… A sus pies, él mismo, sin vida.
No quiero, no, que te rías, ni que te pintes de azul los ojos, ni que te empolves de arroz la car… ni que te pongas la blusa verde, ni que te pongas la falda grana.
«Javier inició el paso. De su tiendecilla de pino cogió un racimo de uvas de la cena y, comiéndoselo, siguió andando entre los troncos. El bosque se había llenado de gente: refugiados d...
!Tan bien como yo estaría en una huerta del mar, contigo, hortelana mía! En un carrito tirado por un salmón,!qué alegría
Verás entre meadas y meadas, más meadas de todas las larguras: unas de perros, otras son de curas y otra quizá de monjas disfrazadas… Las verás lentas o precipitadas,
¡Qué blanca lleva la falda la niña que se va al mar! ¡Ay niña, no te la manche la tinta del calamar! ¡Qué blancas tus manos, niña,
Inmóviles, clavadas, mudas mujeres… y hombres sin voz, lentos, de las… quieren, quisieran, querrían pregu… —¿Cómo tú por aquí y en otra parte… Querrían hombres, mujeres, mudos,…
Era en el comedor, primero, era en… comedor de los seis: Agustín y Ma… Milagritos, Vicente, Rafael y Jo… De allí me viene ahora, invierno a… casi perdidos ya, desvanecidos mío…
Se despertó una mañana. Soy la yerba, llena de agua. Me llamo yerba. Si crezco, puedo llamarme cabello.
Un sueño sin faroles y una humedad… pisados por un nombre y una sombra… No sé si por un nombre o muchos no… si por una sombra o muchas sombras… Reveládmelo.
De pronto, en Roma no hay nadie: no hay ni perro que me muerda, no hay ni gato que me arañe, no hay ni puerta que se abra, no hay ni balcón que me llame,
«¡Varsovia, Varsovia! Despierta.… Sal a recibirme con tu traje nuevo… Sal a recibirme, sal, mi dulce ami… Más que amiga, hermana, dulce herm… ¿Dónde están tus firmes hombros de…