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isaac freire
...
Empieza el día
y empiezo a escribir.
Tu presencia está justo antes del todo
Antes de ser yo; tú ya eras.
Antes de despertar; tú ya estabas.
Y quien sino yo
el que ha visto resucitar en todos los pájaros tu nombre.
Mientras espero sentado en el lumbral
veo por entre la gente
tus manos tendidas
y veo de reojo a la calle de bajada y estás tú.
Vienes entre la multitud de hombres sin nombre.
Su silueta dibujada
por entre la bandada de pájaros
que visitamos anoche mientras dormíamos.
Dulcemente.
Eternamente.
Silenciosamente.
Es esa causa que determina todos los movimientos de un ser, de una persona, o de un poema.
Son sus labios y manos que me dictaminan qué escribir y cuándo hacerlo.
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