...
Empieza el día
y empiezo a escribir.
Tu presencia está justo antes del todo
Antes de ser yo; tú ya eras.
Antes de despertar; tú ya estabas.
Y quien sino yo
el que ha visto resucitar en todos los pájaros tu nombre.
Mientras espero sentado en el lumbral
veo por entre la gente
tus manos tendidas
y veo de reojo a la calle de bajada y estás tú.
Vienes entre la multitud de hombres sin nombre.
Su silueta dibujada
por entre la bandada de pájaros
que visitamos anoche mientras dormíamos.
Dulcemente.
Eternamente.
Silenciosamente.