Me colmó el sol del poniente el corazón de onzas doradas. Me levanté por la noche a verlas. ¡No valían nada!

Contra el cielo inespresable, el álamo, ya amarillo, instala la alta belleza de su éstasis vespertino. La luz se recoje en él

La media puesta de sol tiñe con su grana de oro mi otro medio corazón.

La muerte es el reposo, del día de la vida; para que despertemos descansados en el día total del infinito.

Ese ocaso que se apaga, ¿qué es lo que tiene detrás?, ¿lo que yo perdí en el cielo, lo que yo perdí en el mar, lo que yo perdí en la tierra?

¿Qué me copiaste en ti, que cuando falta en mí la imajen de la cima, corro a mirarme en ti?

Era la comida de los niños. Soñaba la lámpara su rosada lumbre tibia sobre el mantel de nieve, y los geranios rojos y las pintadas manzanas coloreaban de una áspera alegría fuerte aquel...

Está el cielo tan bello, que parece la tierra. (Dan ganas de volver los pies y la cabeza.)

¡Qué ilusión, esta noche, la de los niños, Platero! No era posible acostarlos. Al fin, el sueño los fue rindiendo, a uno en una butaca, a otro en el suelo, al arrimo de la chimenea, a B...

El arroyo traía tanta agua, que los lirios amarillos, firme gala de oro de sus márgenes en el estío, se ahogaban en aislada dispersión, donando a la corriente fugitiva, pétalo a pétalo,...

Nacía, gris, la luna, y Beethoven… bajo la mano blanca, en el piano d… En la estancia sin luz, ella, mien… morena de la luna, parecía más bel… Teníamos los dos desangradas las f…

Estaba derecha en una triste silla, blanca la cara y mate, cual un nardo ajado, en medio de la encalada y fría alcoba. Le había mandado el médico salir al campo, a que le diera el sol d...

¿Que me vas a doler, muerte? ¿Es que no duele la vida? ¿Porqué he de ser más osado para el vivir esterior que para el hondo morir?