#Escritoras #EscritoresGuatemaltecos
La memoria es una tumba abierta donde puedo enterrar la piedad por mí misma, mientras un felino se desliza muy suave
Casi podría decirte devorada por la angustia me asomo a la vieja cueva prohibida donde habitan
Por recorrer tu piel a pedacitos olvidé la piel agrietada de la patria, dejé de andar por sus caminos, no llegué hasta sus aldeas,
Bajo el ala de la noche que deja su huella imprecisa bajo la sombra del corazón repudiado
A tu ancho cuerpo de jade y plata vuelvo, jinete de manos verdes y pleno cuerpo verde de fosforescencias nocturnas.
Nada he sido nada soy sino escondida isla sin pájaros ni habitantes
(En una retrospectiva de Ed Kienh… Vertiginoso, el paisaje es apenas otra nostalgia que inicia la mañana.
Qué difícil contarte esta verdad, porque tú no sabes nada sobre su vestimenta leve, que se va deslizando por los huesos
Yo miraba tus manos e inventaba historias de aleteos sobre mis pechos, de roces suavísimos
Fui agarrándome de ti, de tus ojos, campanarios llenos de palomas, y tu pecho encendido como un lucero sólo.
Con ecos de casa vacía resuena tu nombre y se pierde en el laberinto de mi lengua. Desde este túnel
Te propongo la dulzura del higo, su carne sonrosada, replegada y húmeda como un animal marino.
Mentira: el perfume la voz el encaje la mujer de plástico
Amo mi casa por sus cuatro viejos costados llena de voces y ruidos: casa de adobe y machihembre que se queja por la noche
Un desangrarse lento remontable hasta la más pérfida belleza hasta el misterio de la carne iner… un ciego encadenarse