#Escritoras #EscritoresChilenos #PremioNobel #SigloXX #1922 #Desolación #Vida
Resbalando los pastales y entrando por los viñedos que el Diablo trenza y destrenza desde la cepa al sarmiento, dan al animal y al indio
Ruth moabita a espigar va a las er… aunque no tiene ni un campo mezqui… Piensa que es Dios dueño de las p… y que ella espiga en un predio div… El sol caldeo su espalda acuchilla…
Doce son de todo tiempo las madres-araucarias. Cada leñador que cruza quiere tumbar la parvada, y halla que de la primera
—A veces, mama, te digo, que me das un miedo loco. ¿Qué es eso, di, que caminas de otra laya que nosotros y, de pronto, ni me oyes
Como soy reina y fui mendiga, ahor… vivo en puro temblor de que me dej… y te pregunto, pálida, a cada hora… «¿Estás conmigo aún? ¡Ay, no te a… Quisiera hacer las marchas sonrien…
Me encontré a este niño cuando al campo iba: dormido lo he hallado en unas espigas... O tal vez ha sido
Ahora voy a aprenderme el país de la acedía, y a desaprender tu amor que era la sola lengua mía, como río que olvidase
¡Qué hermosa corre la ruta de Rapel al río Laja antes de que lluvia o nieblas la pongan bizca o cegada! Sin brazo alzado conduce
No creo, no, en que he de perderme tras la muerte. ¿Para qué me habrías henchido tú, si había de ser vaciada y quedar como las cañas exprimida? ¿Para qué derramarías la luz cada mañana ...
Habla con dejo de sus mares bárbar… con no sé qué algas y no sé qué ar… reza oración a dios sin bulto y pe… envejecida como si muriera. Ese huerto nuestro que nos hizo ex…
Sabiduría de Rafaela Ortega, hallazgo en la vía, copa de plata ganada en mi viaje. Se me rompe tu cara en los cien países cruzados,
Alfonso Reyes creó entre nosotros el precedente de las notas del autor sobre su propio libro. Cargue él, sabio y bueno, con la responsabilidad de las que siguen. Es justa y útil la nov...
Cabellos suaves, cabellos que son toda la suavidad del mundo, ¿qué seda gozaría yo si no os tuviera sobre el regazo? Dulce por ella el día que pasa, dulce el sustento, sólo por unas hor...
Una noche como esta noche, se han de dormir viniendo el día: de Circe llena, ésa sería la noche de José Asunción, cuando a acabarse se tendía;
Vuela un olor delicado y tímido y placentero, delgado como la brisa, íntimo como el aliento. Lo había olvidado andando