A veces me pregunto:
“¿Que habrá sido de la mujer aquella?”
Y su mirada me llega desde el fondo del olvido,
y oigo su voz, sin que me diga nada.
Y voy con ella, como en otro mundo,
en otro tiempo, nuevamente mía;
y es ella, y de repente la confundo
con no sé quién, ni dónde ni qué día.
Y se me pierde en una calle triste
que no recuerdo ya, pero que existe,
y allí le digo adiós y no la sigo;
Porque quizás, a la mujer aquella,
si piensa en mí le ocurrirá conmigo
lo que me ocurre a mí si pienso en ella...