Sabemos lo que es triste por algo que se ha ido,
O que, aunque no se vaya, se fue de otra manera,
Por algo que es ceniza después de ser hoguera
Y es menos que ceniza después de ser olvido.
Sabemos lo que es triste por el gorrión sin nido,
Por los zapatos rotos que pasan por la acera,
Por todos los rosales que han muerto en primavera
Y por la enredadera que nunca ha florecido.
Sabemos lo que es triste—más triste todavía—
Cuando abrimos la puerta de una casa vacía,
Cuando andamos las calles en el atardecer.
Y un día, en la tristeza de todo lo que existe,
Sabemos tristemente que no hay nada más triste
Que una mujer hermosa que empieza a envejecer...