Carolina Coronado
Orgullo de la enramada,
blanca y leve florecilla,
más que todas delicada,
y más que todas sencilla.
 
Muestra el lirio temblorosa
la faz cristalina y pura;
y ostenta encendida rosa
la peregrina hermosura.
 
Alza bella la azucena
la copa tersa y nevada
de ricos ámbares llena,
de mil abejas cercada.
 
Pero ¿quién tu brillo iguala,
viva flor del cano estío,
que luces entre su gala,
como espuma en claro río?
 
Por sencilla y delicada,
en el jardín entre ciento
fijas tú, flor, la mirada,
y fijas el pensamiento.
 
Y por el seno argentino
que blando perfume expira,
do bebe néctar divino
la abeja que en ti respira.—
 
¡Flor graciosa y nacarada,
la más tierna de las flores!
¡oh mil veces bienhadada
la que roba tus amores!
 
¡Bienhadada mariposa
que tu pétalo estremece,
cuando a tu lado reposa,
y en tu aliento se embebece!
 
Por delicada y sencilla,
en el jardín entre ciento
se fija en ti, florecilla,
mi vista y mi pensamiento.

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