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Dulce chopo, Dulce chopo, Te has puesto De oro. Ayer estabas verde,
Cirio, candil, farol y luciérnaga. La constelación de la saeta. Ventanitas de oro
Entre italiano y flamenco, ¿cómo cantaría aquel Silverio? La densa miel de Italia
Ni tú ni yo estamos en disposición de encontrarnos. Tú... por lo que ya sabes. ¡Yo la he querido tanto!
La luna asoma Cuando sale la luna se pierden las campanas y aparecen las sendas impenetrables.
Ya te vemos dormida. Tu barca es de madera por la orill… Blanca princesa de nunca. ¡Duerme por la noche oscura! Cuerpo y tierra de nieve.
Amor, amor que está herido. Herido de amor huido; herido, muerto de amor.
¡Ay, petenera gitana! ¡Yayay petenera! Tu entierro no tuvo niñas buenas. Niñas que le dan a Cristo muerto
Muerto se quedó en la calle con un puñal en el pecho. No lo conocía nadie. ¡Cómo temblaba el farol! Madre.
La canción, que nunca diré, se ha dormido en mis labios. La canción, que nunca diré.
¿Cómo fue? —Una grieta en la mejilla. ¡Eso es todo! Una uña que aprieta el tallo. Un alfiler que bucea
Fresquísimas violas. Bandadas de rubores levantados por este don de lágrimas que enlaz… la muchedumbre de las viejecillas con la niña y el niño de mi frente…
Por una vereda venía Don Pedro. ¡Ay cómo lloraba el caballero! Montado en un ágil
Coches cerrados llegaban a las orillas de juncos donde las ondas alisan romano torso desnudo. Coches que el Guadalquivir
Tirad ese anillo al agua. (La sombra apoya sus dedos sobre mi espalda.) Tirad ese anillo. Tengo