Enrique José Varona
Cayó, como un titán, que en la tormenta
vibrante rayo súbito fulmina,
del frente de batalla que domina
arrancado por ráfaga violenta.
 
Llora, Cuba humillada y macilenta,
nota que tanto mal te vaticina,
y de ese campo de pavor y ruina
fija en tus ojos la visión sangrienta.
 
Todo cayó con tu adalid gallardo,
pálida madre, insomne y dolorosa,
¡qué al menos su memoria no sucumba!
 
Ven, patria, que perdiste a tu Bayardo,
ven, como cumple a sierva temerosa,
en la noche a gemir sobre su tumba.
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