#1891 #EscritoresCubanos #VersosSencillos
¡Ea, jamelgo! De los montes de or… Baja, y de andar en prados bien ol… Y de aventar con los ligeros casco… Mures y viboreznos, y al sol rubio Mecer gentil las brilladoras crine…
Señor: en vano intento Contener el león que me devora: Hasta a escribir mi amargo pensami… La pluma recia se me niega ahora– Señor: mi frente fría
Bebé es un niño magnífico, de cinco años. Tiene el pelo muy rubio, que le cae en rizos por la espalda, como en la lámina de los Hijos del Rey Eduardo, que el pícaro Gloucester hizo mata...
Sé de brazos robustos, Blandos, fragantes; Y sé que cuando envuelven El cuello frágil, Mi cuerpo, como rosa
Sueño con claustros de mármol Donde en silencio divino Los héroes, de pie, reposan: ¡De noche, a la luz del alma, Hablo con ellos: de noche!
Hay sol bueno y mar de espumas, Y arena fina, y Pilar Quiere salir a estrenar Su sombrerito de pluma. —“Vaya la niña divina!”
De oro de su corazón me manda un cubano fiel el querido pabellón. Hoy sin huestes ni laurel, quiero que mi corazón.
Por tus ojos encendidos Y lo mal puesto de un broche, Pensé que estuviste anoche Jugando a juegos prohibidos. Te odié por vil y alevosa:
Hay un derecho Natural al amor: ¿reside acaso, Chianti, en tu áspera gota, en tu… Vino, que habla y engendra, o en l… Unión de la hermosura y el deseo?
Yo miro con un triste placer, como en la fiesta Del noble Jerez pálido la copa llena guían las blancas manos trémulas
Allí despacio te diré mis cuitas, ¡Allí en tu boca escribiré mis ver… ¡Ven, que la soledad será tu escud… Ven, blanca oveja, Pero, si acaso lloras, en tus mano…
Sí! yo también, desnuda la cabeza De tocado y cabellos, y al tobillo Una cadena lurda, heme arrastrado Entre un montón de sierpes, que re… Sobre sus vicios negros, parecían
Yo visitaré anhelante Los rincones donde a solas Estuvimos yo y mi amante Retozando con las olas. Solos los dos estuvimos,
Estoy en el baile extraño De polaina y casaquín Que dan, del año hacia el fin, Los cazadores del año. Una duquesa violeta
Mis versos van revueltos y encendi… Como mi corazón: bien es que corra Manso el arroyo que en fácil llano Entre céspedes frescos se desliza: Ay!; pero el agua que del monte vi…