Yo miro con un triste
placer, como en la fiesta
Del noble Jerez pálido
la copa llena guían
las blancas manos trémulas
al seco labio rojo:
–Y yo muevo mi mano tristemente
al corazón vacío,– y a la frente.
Yo veo como un sueño
de gasa blanca y oro,
en que la llama se abre
camino en tanto alado
traje que ha de ser luego
ceniza, húmeda en lágrimas,
cruzar la alegre corte de oro y gasa,
yen llanto amargo el rostro se me abrasa.
¡Alma! cuando de vuelta
dentro del cuerpo laxo,
del frac innoble libres
o la prisión dichosa
de níveo tul,-la férvida
fiesta recuerdes,- ¡mira
que debes embridar el cuerpo loco,
o que te absorbe con su sed a poco!