Nicolás Guillén

Prólogo de La rueda dentada

La rueda dentada, con un diente roto,
si empieza una vuelta se detiene a poco.
 
Donde el diente falta (o mejor no falta,
sino que está roto)
la rueda se traba, el diente no encaja,
la rueda no marcha, no pasa, no avanza,
se detiene a poco.
 
Ni árboles de fuerza, ni engranajes, bielas,
coronas tal vez, brazos y poleas,
serán suficientes, pues como se sabe
no hay rueda dentada sin dientes que ande,
ni rueda que ande con diente que falle
si empieza una vuelta se detiene a poco,
bien si el diente falta, o bien si está roto.
 
Pudieras, lector, pensar que yo busco
meterte en un cuarto cerrado y oscuro,
para calentarte de tal modo el seso
que exclames con rabia: ¡Demonio, qué es esto!
Mas yo me adelanto, y con voz tranquila
te digo: ¿Qué pasa, que vas tan de prisa?
 
No es nada
no es nada
no es nada
no es nada
 
No es nada
no es nada
no es nada
no es nada;
 
¡Arriba y arriba la Rueda Dentada!
¡Arriba y arriba!
¡Arriba y arriba, dé vueltas y siga!
¡Arriba y arriba!
Sin que falte un diente, o esté un diente roto.
Siempre mucho mucho
nunca poco poco.

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