Era una muchachita de carne perfumada
con agua de Colonia y jabón de Castilla,
a quien amé con una pasión vaga y sencilla,
que nació de unos versos de amor y una mirada.
Recuerdo que al decirle por primera vez amada,
enrojeció un instante su pálida mejilla
y apoyando la mano vulgar en una silla
se miró los zapatos y no me dijo nada.
Esta muchacha inútil nunca pudo decirme
nada que interesase. Yo comencé a aburrirme
de aquel amor, pequeño para las ansias mías.
En realidad, apenas sufrimos o gozamos;
hablamos 5 veces y 9 nos miramos.
Fue una pasión que sólo duró 14 días.