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Por si nunca más yo vuelvo de la santa mar amarga y no alcanza polvo tuyo a la puesta de mi casa, en el mar de los regresos,
Madre mía, en el sueño ando por paisajes cardenosos: un monte negro que se contornea siempre, para alcanzar el otro mon… y en el que sigue estás tú vagamen…
Anda libre en el surco, bate el al… late vivo en el sol y se prende al… No te vale olvidarlo como al mal p… ¡le tendrás que escuchar! Habla lengua de bronce y habla len…
Pasamos alborotados de una ola de fragancia. Demorar, mi niño, el paso, gozar al aire su gracia. Tan austeros como viejos
En el secreto de la noche mi oración sube como las lianas, así cayendo y levantando, y a tanteos como el ciego, pero viendo más que el búho.
¡Oh fuente de turquesa pálida! ¡oh rosal de violenta flor! ¡cómo tronchar tu llama cálida y hundir el labio en tu frescor! Profunda fuente del amar,
Árbol hermano, que clavado por garfios pardos en el suelo, la clara frente has elevado en una intensa sed de cielo; hazme piadoso hacia la escoria
Dormimos, soñé la Tierra del Sur, soñé el Valle entero, el pastal, la viña crespa, y la gloria de los huertos. ¿Qué soñaste tú mi Niño
—Mentaste, Gabriela, el Mar que no se aprende sin verlo y esto de no saber de él y oírmelo sólo en cuento, esto, mama, ya duraba
Yo he visto, yo he visto mi monte Aconcagua. Me dura para siempre su loca llamarada y desde que le vimos
Si me ponen al costado la ciega de nacimiento, le diré, bajo, bajito, con la voz llena de polvo: —Hermana, toma mis ojos.
Duérmete con tus dos sangres, en cervato del Desierto, bien si acaso te despiertas, bien si quedas en ef sueño: bueno es vivir y morir,
En esta hora, amarga como un sorbo… Tú sosténme, Señor. ¡Todo se me ha llenado de sombras… y el grito de pavor! Amor iba en el viento como abeja d…
Una canción es una herida de amor que nos abrieron las cosas. A ti, hombre basto, sólo te turba un vientre de mujer, un montón de carne de mujer. Nosotros vamos turbados, nosotros recib...
—Niño, tú pasas de largo por la huerta de Lucía, aunque te paras, a veces, por cualquiera nadería. ¿Qué le miras a esa mata?