Solamente por oír la campana de la Vela te puse una corona de verbena. Granada era una luna ahogada entre las yedras.

¡Qué esfuerzo! ¡Qué esfuerzo del caballo por ser… ¡Qué esfuerzo del perro por ser go… ¡Qué esfuerzo de la golondrina por… ¡Qué esfuerzo de la abeja por ser…

Una rosa en el alto jardín que tú… Una rueda en la pura sintaxis del… Desnuda la montaña de niebla impre… Los grises oteando sus balaustrada… Los pintores modernos en sus blanc…

No te conoce el toro ni la higuera… ni caballos ni hormigas de tu casa… No te conoce el niño ni la tarde porque te has muerto para siempre. No te conoce el lomo de la piedra,

La piedra es una frente donde los… sin tener agua curva ni cipreses h… La piedra es una espalda para llev… con árboles de lágrimas y cintas y… Yo he visto lluvias grises hacia l…

La luna asoma Cuando sale la luna se pierden las campanas y aparecen las sendas impenetrables.

Si tu madre quiere un rey, la baraja tiene cuatro: rey de oros, rey de copas, rey de espadas, rey de bastos. Corre que te pillo,

La luna pudo detenerse al fin por… Un rayo de luz violenta que se esc… proyectó en el cielo el instante d… La sangre bajaba por el monte y lo… pero los cálices eran de viento y…

Suben por la calle los cuatro galanes. Ay, ay, ay, ay. Por la calle abajo van los tres galanes.

Duérmete, niñito mío, que tu madre no está en casa; que se la llevó la Virgen de compañera a su casa.

El mar sonríe a lo lejos. Dientes de espuma, labios de cielo. ¿Qué vendes, oh joven turbia

En Viena hay diez muchachas, un hombro donde solloza la muerte y un bosque de palomas disecadas. Hay un fragmento de la mañana en el museo de la escarcha.