Federico García Lorca
Suben por la calle
los cuatro galanes.
 
Ay, ay, ay, ay.
 
Por la calle abajo
van los tres galanes.
 
Ay, ay, ay.
 
Se ciñen el talle
esos dos galanes.
 
Ay, ay.
 
¡Cómo vuelve el rostro
un galán y el aire!
 
Ay.
 
Por los arrayanes
se pasea nadie.
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