A Enrique Díez-Canedo.
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He andado muchos caminos, he abierto muchas veredas, he navegado en cien mares y he atracado en cien riberas. En todas partes he visto
Mediaba el mes de julio. Era un h… Yo, solo, por las quiebras del ped… buscando los recodos de sombra, le… A trechos me paraba para enjugar m… y dar algún respiro al pecho jadea…
El poeta es jardinero. En sus jar… corre sutil la brisa con livianos acordes de violines, llanto de ruiseñores, ecos de voz lejana y clara risa
Recuerdo que una tarde de soledad… ¡oh tarde como tantas!, el alma mí… bajo el azul monótono, un ancho y… que ni tenía un pobre juncal en su… ¡Oh mundo sin encanto, sentimental…
El sueño bajo el sol que aturde y… tórrido sueño en la hora de arrebo… el río luminoso el aire surca; esplende la montaña la tarde es polvo y sol.
¡Oh tarde luminosa! El aire está encantado. La blanca cigüeña dormita volando, y las golondrinas se cruzan, tendi…
Francisco a Pedro Salinas: Si el arte es fuego, será con sombras divinas, juego de manos de ciego.
El sol es un globo de fuego, la luna es disco morado. Una blanca paloma se posa en el alto ciprés centenario. Los cuadros de mirtos parecen
Y era el demonio de mi sueño, el á… más hermoso. Brillaban como aceros los ojos victoriosos, y las sangrientas llamas de su antorcha alumbraron
Pasan las horas de hastío por la estancia familiar el amplio cuarto sombrío donde yo empecé a soñar. Del reloj arrinconado,
¡Ay del que llega sediento a ver el agua correr, y dice: la sed que siento no me la calma el beber! ¡Ay de quien bebe y, saciada
¡Como en el alto llano tu figura se me aparece!... Mi palabra evoca el prado verde y la árida llanura, la zarza en flor, la cenicienta ro… Y al recuerdo obediente, negra enc…
Parejo de la encina castellana, crecida sobre el páramo, señero en los campos de Córdoba la llana que dieron su caballo al Romancero… lejos de tus hermanos
Verdes jardinillos, claras plazoletas, fuente verdinosa donde el agua sueña, donde el agua muda
A ti laurel y yedra corónente, dilecto de Sofía, arquitecto. Cincel, martillo y piedra y masones te sirvan; las montañas