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¡Desgraciado Almirante! Tu pobre… tu india virgen y hermosa de sangr… la perla de tus sueños, es una his… de convulsivos nervios y frente pá… Un desastroso espirítu posee tu ti…
Vivió el pobre en la miseria, nadie le oyó en su desgracia; cuando fue a pedir limosna lo arrojaron de una casa. Después que murió mendigo,
Mientras tenéis, ¡oh negros corazo… conciliábulos de odio y de miseria… el órgano de amor niega sus sones. Cantad, oíd: «La vida es dulce y… Para ti, pensador meditabundo,
La tigre de Bengala, Con su lustrosa piel manchada a tr… Está alegre y gentil, está de gala… Salta de los repechos De un ribazo, al tupido
Amado es la palabra que en querer… Nervo es la vibración de los nervi… ¡Bendita sea y pura la canción del… que lanzó sin pensar su frase de c… Fraile de los suspiros, celeste an…
¡Argentina! el cantor ha oteado desde la alta región tu futuro. Y vio en lo inmemorial del pasado las metrópolis reinas que fueron, las que por Dios malditas cayeron
Es la tarde gris y triste. Viste el mar de terciopelo y el cielo profundo viste de duelo. Del abismo se levanta
En la pálida tarde se hundía, el sol en su ocaso, con la faz rubicunda en un nimbo de polvo dorado. En las aguas del mar, una barca,
Antes de todo, gloria a ti, Leda! tu dulce vientre cubrió de seda el Dios. Miel y oro sobre la bris… Sonaban alternativamente flauta y cristales, Pan y la fuent…
¿Por qué ese orgullo, Elvira? Que… en ti loca ambición, ruines enojos… y quítate esa venda de los ojos, y que esos ojos a lo real se asome… Mira, cuando tus ansias vuelo tome…
Mira, no me digas más: ¡que otra palabra como ésa tal vez me pueda matar!
Niña hermosa que me humillas con tus ojos grandes, bellos: son para ellos, son para ellos estas suaves redondillas. Son dos soles, son dos llamas,
Hay un verde laurel. En sus ramas un enjambre de pájaros duerme en mudo reposo, sin que el beso del sol los despie… Hay un verde laurel. En sus ramas
En el país de las Alegorías Salomé siempre danza, ante el tiarado Herodes, eternamente. Y la cabeza de Juan el Bautista,
Voy a confiarte, amada, uno de los secretos que más me martirizan. Es el caso que a las veces mi ceño tiene en un punto mismo