Miguel Oscar Menassa

Socorro no puedo detener mis palabras

Llegué una tarde a Madrid y me dije:
Ésta será mi tierra éste mi pueblo.
Después fue todo mucho más difícil.
Los apretones de mano del principio
se transformaron en fuertes tenazas
inmovilizadoras.
 
Pude sentir
que la esclavitud era mi sino.
Francesa que en el tango
muere tosiendo y enamorada.
 
Nací en Buenos Aires.
Mi padre es árabe
y nació en el mar.
 
En Buenos Aires al amparo
de la sombra de la higuera
padre me recordaba
que abuelo cuando hablaba
siempre hablaba de España.
 
Nuestra tierra más bella decía
y si fue Patria de mis abuelos
será tu Patria.
 
Luego se perdía en divagaciones
y recitaba algún poema en árabe
inscripto en piedras y pensares
que fueron para España su nacer.
 
Ya verás con tus propios ojos
a pesar de los bárbaros
nuestras señas perduran
y entonaba dormido una canción
Laia, Laia, Laia, lAIA, lAIA, Laia. ..
y batía las palmas como los andaluces.
 
A la mañana siguiente madre
recordaba
que vivíamos en Buenos Aires.
Ella siempre cantaba tangos
y algunas mañanas inolvidables
cuando padre se iba a trabajar:
«Ojos verdes como la albahaca
verdes como el trigo verde
y el verde verde limón...»
 
A ella le brillaban los ojos siempre
a él sólo le brillaban los ojos
cuando cantaba en árabe sus canciones
cuando recordaba la España del abuelo.
 
Llegué a España huyendo de mí mismo
huyendo de una vida que no pude
contener en mi cuerpo.
Y cuando llegué me dije:
Ésta será mi vida, ésta mi Patria.
 
Después fue todo mucho más difícil.
 
Al principio
era lindo caminar por las calles.
Libre
me sentía libre como un pájaro
y cantaba como mis antepasados
y pensaba que la vida y el amor
pueden comenzar todos los días
hoy.
 
Después la calle se fue poblando
de fantasmas
se llenó de recuerdos.
Se dejaron de escuchar las guitarras
y la gente se escuchaba a sí misma.
 
A nadie le gustaba lo que pasaba.
 
Habían matado
a un estudiante
a un policía
a un militar
a un militante
a una vieja
a un niño.
 
Habían matado.
 
La calle se pobló
de inconmensurables
murmullos de desaprobación.
 
De golpe en la ciudad de la luz
fue imposible caminar por la calle.
 
En Madrid huyendo de la calle
como antes había huído de mi país
llegué hasta aquí, lugar de sueños
donde la ciudad sólo ama la poesía.
 
Toda página en blanco es el pasado.
Cada página escrita será mi Patria.
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