Yo te di la noticia y mirándome:
«Padre nuestro, que estás en1 los cielos...»
empezaste; en tus ojos dos lágrimas
al sol se encendieron.
«Venga a nos el tu reino...»—decías,
y mirabas al blanco sendero
que a 'a tierra nos lleva, que boy guarda,
Teresa, tu cuerpo.
Madre nuestra, que estás en la tierra,
y que tienes mi ¡paz. en tu reino,
¡ábreme ya tus brazos y acoje
mi vida en tu seno!