Tú que das la luz a mi corazón ciego,
Y a su instinto la ternura que te nombra;
Amor, cuánta dulzura, me asombra
En tu luz tan pura en que me anegó.
En palabras claras a mi amor llegas,
Y en tu esperanza mi corazón asombra,
Por ti ese amor de olvido escombra
Los restos tristes que al dolor siegas.
Y soy libre, del peso de mi angustia,
Y siento rejuvenecer mi fuerza mustia,
Y de tu simple amor abres mi suerte.
Amor, de luz y lámpara en la oscura,
Amor, liberador de toda esa amargura,
Amor ya no tengo miedo de perderte.