Sobre el campo triste está Miguel que llora.
El mismo paisaje que me vio crecer,
Un aroma imperceptible refresca la hora;
Con la hora presente, que me vio nacer.
¿Con qué llenó mi corazón? Amor peregrino,
De lindos plenilunios, vi la vida correr,
Las estrellas, del cielo. El polvo del camino;
Siempre con el recuerdo, del día de ayer.
¡Y de verme, en mi pasado: lo pienso ahora;
Los buenos tiempos de mi divagación!...
Se me va el recuerdo con un afán inmenso
De llorar a solas, y de revivir esa pasión.
¡Pero yo soy el mismo!... El mismo de ayer,
Mi corazón sólo vive, para ese amor,
Y si acaso algún día le falte al sentimiento
Acepto la culpa, y pido a Dios el perdón.