¡Lorena, _ ved mi alma, en sus crueles encierros!
Donde no perdura la flor ni la luz del medio día,
¡En vano hemos buscado todos nuestros sueños!
Cuando apenas empieza el tormento de mis días.
Triste mi vigilia, _ dentro del calabozo negro;
Donde sepultó todo recuerdos y melancolía,
Y hoy hemos vaciado todos nuestros puertos
Pobres de voluntad, condenado ¡oh alma mía!.
¡Cuando tu amor y la vida los creía infinitos!...
Arrodillado a tus pies, despojo todo mi cariño;
Es el destino de quienes lloran en cansancio:
Ofrendamos el amor de los corazones marchitos.
¡Por diversos caminos!, _ hoy nos separamos;
La ruta negra de los diferentes mundos perdidos,
Anuncian las horas los calabozos de arcillas...
Y con ella se cierra las puertas de mi cariño.