Ya me canse de esperarte amada mía...
Ignorado corazón por tu amor triste,
De eterno cansancio de tus días fatales;
Da sombra el árbol, para siempre dormiste.
Releyendo mis poemas de la mañana dorada;
Donde contiene su palabra una melancolía,
¡Y voz de angustia que grita en su paso!,
Comprendí el encanto de mi pena divina.
Lo amargo y lo dulce de mis sueños hallados;
Es como lento y triste retornar a la vida,
Hacia los cielos puros gimen sus desconsuelo
Llorando mis ojos un dolor vagabundo...
Te extraño y te pienso en mi dolor pasajero;
Surge una vacante poseída y embriagante,
Sin tu amor no quisiera enfrentar a la vida
Entonces acabar con mi vida y mis penas.
A los hornos del infierno _ rey de las llamas;
Entregó a satanás la miseria infinita...
De un infante loco que grita de lamentos,
De amor y sentimientos: ¡Lorena de mi vida!.