Cuando pienso que mi amor se acaba,
Antes de que mi corazón se quede sin dulzura,
Y ese talento hermoso que tiene para hacerlo
Notar en palabras, va desvaneciéndose en mi
Alma, dejando una terrible amargura.
Y aunque mi alma fuera reprochando todo;
Y a mí Dios: la vida, de mi luz denegada...
¿Me pregunto si algún día? tendría la paciencia,
De esperar que la vida me trate con cariño:
¡De ofrendarme el amor de mi dulce amada!.
Y antes, de que la mitad de mis días llegue;
Y que el dolor de mis ojos, sequé las lágrimas,
Le confesaré a la vida lo mucho que la quiero
Aunque lejos de mi, se pierda en las miradas.
Soportaré mi fatal carga, de haberla dejado ir,
Y amándola en silencio, aquel que sufre y llora,
Sobre la tierra, el cielo, y el mar sin descanso
Un hombre que espera: en sus días y sus horas.