Miguel Peñafiel

EL UNIVERSO CREACIÓN DE DIOS Y QUIÉN CREO A DIOS

El universo creación de Dios y quién creó a Dios

En el principio Dios creo los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

Estas palabras, con las que comienza la Biblia en los capítulos del génesis, representan dos importantes verdades fundamentales. Primero, “los cielos y la tierra”, o el universo físico, tuvieron un principio. Y, segundo, fueron creado por Dios.

Aunque la Biblia no dice cuándo creó Dios el universo ni explica cómo lo hizo, pero sí explica que él usó su inmensa “energía dinámica” y su impresionante poder para crear todo lo que hoy en día podemos ver, sentir y tocar.

Este principio encierra una gran verdad de que “todo es mente”. Explica que el TODO, o el creador que es la realidad sustancial que se oculta detrás de todas las manifestaciones y apariencias que conocemos bajo los nombres de “universo material”, “fenómenos de la vida”, “materia”, “energía”, etc., y en una palabra, todo cuanto es sensible a nuestros sentidos materiales, es espíritu, quien en sí mismo es incognoscible e indefinible, pero que puede ser considerado como una mente infinita, universal y viviente. Explica también que todo el mundo fenomenal o universo es una creación mental del TODO en cuya mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Este principio, al establecer la naturaleza mental del universo, explica fácilmente los varios fenómenos mentales y psíquicos que tanto han preocupado la atención de muchos, y que sin tal explicación no son comprensibles y desafían toda hipótesis científica.

Pero para comprender lo que te estoy diciendo debes aceptar de que como es arriba es abajo, como es abajo es arriba", y la comprensión de este principio da una clave para resolver muchos de los más obscuros problemas y paradojas de los misteriosos secretos del universo y la Naturaleza. Hay muchos planos que no conocemos, pero cuando aplicamos esa ley de correspondencia a ellos, mucho de lo que de otra manera no sería incomprensible se hace claro a nuestra conciencia. Este principio es de aplicación universal en los diversos planos, mental, material o espiritual del cosmos: es una ley universal. La palabra de Dios no dice que el que me buscaré y me encontraré dios brinda la sabiduría el conocimiento y la inteligencia, pero para lograr comprender ciertas cosas debemos corresponder a su llamado.

Estos principios explica las diferencias entre las diversas manifestaciones de la materia, de la fuerza, de la mente y aun del mismo espíritu, las que no son sino el resultado de los varios estados vibratorios. Desde el creador, que es puro espíritu, hasta la más grosera forma de materia, todo está en vibración: cuanto más alta es esta, tanto más elevada es su posición en la escala. La vibración del espíritu es de una intensidad infinita; tanto, que prácticamente puede considerarse como si estuviera en reposo, de igual manera que una rueda que gira rapidísimamente parece que está sin movimiento. Y en el otro extremo de la escala hay formas de materia densísima, cuya vibración es tan débil que parece también estar en reposo. Entre ambos polos hay millones de millones de grados de intensidad vibratoria. Desde el corpúsculo y el electrón, desde el átomo y la molécula hasta el astro y los Universos, todo está en vibración.

Ninguna creación física, mental o espiritual, es posible sin estos principios. La comprensión del mismo ilumina muchos de los problemas que tanto han confundido la mente de los hombres. Este principio llamado Dios o creador obra siempre en el sentido de “generar”, “regenerar” y “crear”. Cada ser contiene en sí mismo los dos elementos de este principio. Si deseáis conocer la filosofía de la creación, debes estudiar y poner atención a cada detalle, para que se te puedan abrir las puertas de tal conocimiento. Estos principios explica la verdadera naturaleza de la energía, de la fuerza y de la materia, y el cómo y el porqué todas estas están subordinadas al dominio de la mente. Que quiero decir que todo es mente, que el universo es mental", lo que significa que la única realidad que se oculta tras todo cuanto existe es mente; y el universo en sí mismo es una creación mental, esto es, existe en la mente del creador.

Más allá del cosmos, del Tiempo, del Espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la realidad Substancial, la Verdad Fundamental".

“Sustancia” significa lo que yace oculto bajo toda manifestación externa, la realidad esencial, la cosa en sí misma. “Substancial” significa actualmente existente, el elemento esencial, el ser real. “Realidad” significa el estado del ser verdadero, real, eterno, permanente, fijo.

Más allá de toda apariencia externa o manifestación debe haber siempre una realidad substancial. Esta es la ley. El hombre al considerar y examinar el universo, del cual es una unidad, no ve otra cosa que un cambio continuo en la materia, en las fuerzas en los estados mentales. Ve que nada es realmente, que todo se transforma y cambia. Nada permanece: todo nace, crece, muere; tan pronto como una cosa ha adquirido su máximo desarrollo empieza a declinar; la ley del ritmo está en constante operación; no hay realidades, nada firme, nada duradero, fijo o substancial, nada permanente, todo es cambio. Todas las cosas surgen y evolucionan de otras cosas. Hay una acción continua que es seguida siempre de su reacción correspondiente; todo fluye y refluye, todo se construye y derrumba, todo es creación y destrucción, vida y muerte. Y si el hombre que tal examen hace y tales cosas ve fuera un pensador, comprendería que todas esas cosas en perpetuo cambio no pueden ser sino simples apariencias externas o manifestaciones de algún poder que se oculta tras ellas, de alguna realidad substancial encerrada en las mismas.

Todos los pensadores, de cualquier país o época, se han visto obligados a afirmar la existencia de esta realidad substancial. Todas las filosofías, cualquiera que haya sido su nombre, se han basado en esta idea. Los hombres han dado a esta realidad substancial muchos nombres: algunos la han denominado “Dios”, otros “Divinidad Infinita” y “Eterna Energía”, “Materia”, etc., pero todos han reconocido su existencia. Es evidente por sí misma.

Consecuentemente, la religión y la filosofía significan para nosotros cosas que tienen realidad por sí mismas, en tanto que la teología y la metafísica son algo así como senderos tortuosos y laberínticos, por los que circula la ignorancia, y forman la base más insegura e inestable sobre la que puede apoyarse la mente o el alma del hombre. No insistiré para que aceptéis estas definiciones; las mencionó con el único objeto de deslindar nuestra posición. De todas maneras, muy poco hablaremos en estas lecciones de teología y metafísica.

EL creador debe ser infinito, porque nada puede existir que defina, limite o ponga restricciones al creador. Debe ser infinito en tiempo, o Eterno, debe haber existido siempre, continuamente, pues nada puede haberlo creado jamás, y algo no puede nunca surgir de nada, y si alguna vez no hubiera sido, aunque solo fuera un instante, no podría ser. Debe existir por siempre, porque nada hay que pueda destruirlo, y jamás puede dejar de ser ni aun por un solo momento, porque algo nunca puede convertirse en nada. Debe ser infinito en el Espacio, debe encontrarse en todas partes, porque nada existe, ni hay sitio alguno que esté más allá del creador. No puede ser de otra manera, sino continuo y omnipresente en el espacio, sin cesación, separación o interrupción, porque no hay nada en ÉL que pueda interrumpirse, separarse o cesar en su absoluta continuidad, y nada existe tampoco que pueda “llenar las grietas”. Debe ser infinito en Poder, o Absoluto, porque nada hay que pueda limitarlo, restringirlo, confinarlo u obstaculizarlo. No está sujeto a ningún poder, porque no hay otro que el Suyo.

La materia no puede manifestar Vida o Mentalidad, y como la mente está manifestada en el universo, el creador no puede ser materia, pues nada asciende más allá de su propia fuente, nada puede manifestarse en un efecto si no lo está también en la causa, nada puede evolucionar o emerger como consecuente si no está involucrado o involucionado como antecedente. Y además la ciencia moderna nos dice que la materia no existe realmente, sino que es “energía o fuerza interrumpida”, esto es, energía o fuerza en un grado menor de intensidad vibratoria.

Como ha dicho recientemente un escritor, “la materia se sumerge en el Misterio”. Aun la ciencia materialista ha abandonado la teoría de la materia y ahora descansa sobre la base de la “energía”.

¿Es pues, el creador mera fuerza o energía? No. La fuerza, tal como la entiendan los materialistas, es una cosa ciega, mecánica, carente de vida o mentalidad. La vida y la mente no pueden nacer de ciega energía, por las razones dadas un momento ha: “Nada puede subir más alto que su propia fuente, nada evoluciona si no ha involucionado, nada se manifiesta en un efecto si no está en la causa”.

Así que el creador no puede ser mera fuerza o energía, porque si lo fuera no existiría eso que se llama mente y vida, y ambas sabemos que existen, porque nosotros estamos vivos y estamos empleando nuestra mente en considerar esta cuestión; y en iguales condiciones se encuentran los que afirman que la energía es todo.

¿Que es lo que hay superior a la materia y a la energía, y que sepamos que existe en el Universo? ¡Vida y mente en todos sus diversos grados de desenvolvimiento! Entonces preguntaréis: ¿Queréis significar que el TODO es vida y mente? Si y no, es nuestra respuesta. Si entendéis por vida y mente lo que nosotros, pobres mortales, conocemos de ellas: ¡No él todo no es eso! Más ¿qué clase de vida y mentalidad significáis?, preguntaréis.

La contestación es mente viviente, tan amplia como nosotros podamos concebirla, puesto que la vida y la mente son muy superiores a la fuerza puramente mecánica o a la materia. Mente infinita y viviente, si se compara con la vida y la mentalidad finitas.

Yo me preguntó? Si el universo es únicamente materia una cosa material que depende de aquello que había antes, entonces el origen de su existencia no puede ser más materia. Y no tiene sentido concluir que no vino de la nada, así que la explicación debe estar fuera de todo esto, fuera del tiempo, y no puede estar hecho de materia, ni puede depender de ella. También debe tener el poder y la inteligencia para hacer todo esto, a eso es a lo que yo le llamo el creador, supremo, Dios... Cómo lo dice el libro de hebreos el universo fue creado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve, como pueden ver no pueden encontrar a Dios como lo harían con un objeto o un planeta, pero si ves volar a un pájaro o cuando levantas una piedra, o cuando sientes la brisa del viento golpear tu rostro ahí está Dios, porque Dios no es un objeto a una persona sino energía, mente viviente, porque si fuera todo lo demás entonces nos preguntaríamos que creo a Dios, solo vendrían preguntas tras preguntas en un determinado tiempo sin fin.

El creador es mente viviente e infinita, nosostros los iluminados lo llamamos  Espíritu viviente.

Reserva derecho de autor.

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